viernes, 2 de marzo de 2012

DÍA DEL SEMINARIO


 DÍA DEL SEMINARIO 2012
Pasión por el Evangelio

ORACIÓN
Dios, Padre nuestro,
que enviaste a tu Hijo Jesucristo
para salvar el mundo:
Él sigue llamando hoy
y eligiendo a algunos de sus discípulos
para convertirlos en apóstoles de su Iglesia.
Suscita, con la fuerza del Espíritu Santo,
generosas y abundantes respuestas
a sus llamadas en las familias,
en las comunidades cristianas
y en la vida de los seminarios.
Se cumpla así la promesa,
«os daré pastores según mi corazón»:
sacerdotes, ministros fieles de la Palabra,
de la Eucaristía y del Perdón.
Que vivan siempre identificados con Cristo
y sientan ardientemente
la pasión por el Evangelio.
La santísima Virgen, Madre sacerdotal
y estrella de la evangelización, los acompañe.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.


DIA DEL SEMINARIO - CARTA DEL SR. OBISPO


Pasión por el Evangelio
Día del Seminario 2012

Queridos diocesanos:
 
¡Qué bien elegido está el lema para el día del seminario! "Pasión por el Evangelio". En estas breves palabras se refleja la verdad de lo que sucede en el alma de los jóvenes que forman la singular familia que viven en esa casa que todos reconocemos como el corazón de la diócesis. Ellos han sido elegidos entre la juventud de nuestras diócesis, tras un maravilloso encuentro con Jesús que les dio una orientación decisiva a sus vidas. A partir de ese encuentro, los jóvenes seminaristas viven con pasión el Evangelio. Eso significa que en su rico y libre mundo interior, en su alma, se ha instalado el amor de Cristo, que ha sido decisivo para la elección de su camino, para la verdad que les ha cautivado y para la vida que han decidido vivir para siempre. En Cristo han encontrado la fuerza que los empuja y la luz que les hace ver con ilusión y esperanza el futuro.

"Pasión" es el nombre de ese encuentro, que ha quedado grabado en su alma para siempre, que ha transformado sus vidas y les ha dado un horizonte que ni ellos mismos soñaban; por eso a muchos les resulta difícil de comprender e incluso de aceptar la decisión de aquellos que han descubierto un sueño que rompe los esquemas habituales de las ilusiones que mueven a otros jóvenes. El que les ha enamorado y ha puesto pasión en sus corazones tiene, por supuesto, un nombre, es una persona. Nosotros le llamamos Evangelio porque es la buena noticia de Dios y, sobre todo, porque con ese nombre inmenso y divino, la relación apasionada de los jóvenes seminaristas con Jesús incluye también a todos los que ama Jesús, a todos aquellos por los que él vino al mundo para a ser buena noticia del amor de su Padre. En efecto, la pasión por Jesús incorpora la pasión por la misión. Por eso, la vida del sacerdote sólo es pasión, y si no lo fuera es porque se ha roto el encanto que les enamoró para siempre y para ser, como Jesús, servidor de todos por el amor. "A nadie le debáis más que amor" (Rm 13,8).

Mirando así la misión de los sacerdotes, se comprende bien que el seminario y los seminaristas deban ser un patrimonio especialmente apreciado por toda la Iglesia y por cada una de nuestras comunidades diocesanas. El seminario nos pertenece porque la pasión del corazón de nuestros seminaristas es un don de Dios para la Iglesia de Plasencia. ¡Ojalá esos corazones apasionados se multiplicaran! Rogad al Señor que pase por muchos corazones juveniles y los mueva al amor y el servicio a sus hermanos. Nuestras parroquias necesitan más sacerdotes que alivien de su trabajo a los que tan generosamente y con tanta carga pastoral os están sirviendo ahora.

El Obispo, que tiene que velar por el bien de toda la diócesis, consciente de lo que significa el seminario, como sabéis muy bien, se ha metido en una empresa compleja, pero imprescindible: no dejar que se caiga el viejo edificio del seminario, considero modestamente, que también es poner pasión. Lo he hecho, consciente de que no estaba sólo en este empeño. Conté desde el principio con el consenso de todos los sacerdotes y de los consejos que me asesoran; y, por el interés que ha despertado en todas las parroquias, sé, en efecto, que cuento con el apoyo de toda la comunidad diocesana. Por eso os pido el esfuerzo de ayudar, en la medida de vuestras posibilidades, en le restauración que se está realizando en el edificio del seminario. Estoy convencido de que esta segunda colecta, al realizarla en el día del Seminario, va a ser especialmente generosa y abundante.
Que Dios os lo pague.

Por mi parte, estoy muy agradecido por todos los gestos que hasta la fecha estáis teniendo, que son muchos y muy significativos, como se puede ver en la página de Internet: unseminarioparatodos.org. Con nuestra oración por las vocaciones y con nuestra ayuda económica a favor del seminario, también nosotros estamos participando de esa pasión por el Evangelio, que siempre es un maravilloso contagio que viene del corazón de Cristo hasta corazón de todos nosotros. Todos hemos recibido su amor, todos sentimos la gracia de la vocación cristiana y todos estamos llamados a llevar a Cristo a nuestros hermanos. Lo hacemos en la misión de la Iglesia, contagiándonos los unos a los otros con la fuerza que el Señor nos da y guiados por pastores que sólo se mueven por el amor a Cristo y a sus hermanos, a los que sirven incondicionalmente.

Toda esa cadena en el contagio vocacional, como sabéis muy bien, empieza en nuestros seminarios, donde se fragua, en el corazón de los jóvenes llamados y elegidos la pasión por Cristo, la pasión por el Evangelio.

Con mi afecto y bendición.
Amadeo Rodríguez Magro
Obispo de Plasencia